Este poemario llegó a mis manos como un regalo envuelto en la sonrisa y la generosidad de la Dra. Irene Dorta Suárez (@irenedortasu, hija de la autora: Rosa Gloria Suárez López de Vergara ) y no puedo estarle más agradecida porque hacerle un obsequio así a alguien que ama la poesía, raya directamente la excelencia de lo inmaterial. En cuanto se abre y se empiezan a desgranar sus hojas, te llegan las señales de la resaca que deja una catarsis de sentimientos pulcra y transparente, como esa «Agua» a la que está dedicada y llena su primera parte. Son páginas, tremendamente humanas, que nos van dejando un eco de sentidas melodías con sus ritmos, sus silencios y sus formas mientras ella, tranquila y pausadamente, nos lee la vida. Destacan algunos poemas con un brillo especial cuya luz te produce ese cosquilleo que hace asomar unas lágrimas que acaban resbalando por los entresijos del alma y te los cala… Son lágrimas que nacen impregnadas en el sentir de la indecente luz de la injusticia, f...
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